DOS

Inversión, compra, aprendizaje. Madrugón, espera, frustración. Localizar, planificar, sentir. Disparar. Revelar. Diseñar, crear. Horas, horas y horas. Kilómetros. Más kilómetros. Con un solo objetivo: “ganar, ganar y ganar; y volver a ganar”. Y vuelta a empezar, o a seguir. Para ganar experiencia, aprendizaje y nuevas perspectivas. Para ver las emociones desde lo más alto. Para superar el miedo. Para refugiarme. Para restar importancia a la soledad. Para caer a lo más hondo y arrepentirme. Pero seguir insistiendo, siempre. Siempre: constancia y trabajo.

Todo esto ha sido lo que me ha llevado a cumplir otro de mis grandes sueños: aparecer en la lista de ganadores de PHotoESPAÑA.

Hace unas semanas cuatro de mis fotografías entraban en una selección realizada entre más de 2 millones de imágenes para optar a concurso. Ahora, con la resolución sobre la mesa, dos de ellas han sido ganadoras.

Dos fotografías de mis dos ciudades favoritas. De mis dos rincones en el mundo. Una es mi refugio, y la que se quedó gran parte de mí cuando me tuve que marchar. La otra, la que me lleva a lo más alto, y me abraza mientras escribo esto. Ahora se van a exponer en sus calles más bonitas. Una custodiada por mi Pilarica en Zaragoza y la otra a los pies del Acueducto de Segovia.

Tres premios. En un mes. Y es que no puedo escribir sin emocionarme porque realmente es la fotografía mi salvavidas. Es la que me encuentra justo cuando más perdida estoy. Me enseña que no es lo mismo ver que mirar y que podemos contar muchas cosas sin decir ni una sola palabra. Me ayuda a conocerme, a cuidarme y quererme. Me pone límites, me ayuda a superarlos y me valora. Me enseña a disfrutar de cada luz y, sobre todo, de cada sombra. Me enseña, me sostiene y me salva.
Después de todo esto no puedo pedir nada más. Solo sueños, ilusión para alcanzarlos y mucha valentía para lo que viene.