“Érase una vez una puerta cerrada, una ventana abierta y una mujer valiente”.
Los que me conocéis sabéis que no me gusta cerrar el año los 31 de diciembre, y que me parece el día más triste del año. Sabéis que no me visto de lentejuelas por ser el día que es, que siempre me atraganto con las uvas porque no dejo de llorar y que no me gusta salir a celebrar.
Porque yo me lo celebro todo, cualquier día. Menos hoy.
Porque hoy, todo lo que tengo que celebrar está entre las cuatro paredes de mi hogar, donde se encuentran los míos y donde se agolpan mis deseos cumplidos, los errores de este año y mi sueño más grande.
Este año me ha cerrado muchas puertas, pero he sido capaz de abrir una ventana por la que me da un rayito de sol en la cara cuando hace frío. Y me he dado cuenta de que es ahí donde quiero estar. Ese es mi rinconcito de paz con el que llevo tantos años soñando.
Este año me han inundado los miedos, y he necesitado irme lejos una y otra vez.
A respirar, a saborear el mar y el queso, a llenar mis ojos de fotos nuevas, a aprender cómo surfear la ola más grande, a acariciar gatos, a conocer gente que no sabía mi idioma y a impregnar mi piel de nuevos colores.
He visto el atardecer desde más de cien sitios diferentes y, en más de una ocasión, el amanecer me ha pillado bailando. He disfrutado del sol brillando en el mar, del arte en cada pincelada, de la risa en un teatro y de cada letra bailando en el libro.
He andado kilómetros por ciudades y pueblos. He recorrido montañas y cuevas. He nadado en mares, lagos y ríos.
He vivido la injusticia, el miedo y la rabia. Pero también la alegría más sincera y la sensación de paz más pura que he sentido nunca.
He brindado mucho, muchísimo, con toda esa gente nueva que se ha cruzado en mi camino. He celebrado cada pequeño detalle que me ha hecho detener el paso y con cada persona que me ha abrazado para hacerme sentir que estoy en casa.
Me he llenado de todo lo bueno de cada lugar, y he vuelto.
He vuelto a la vida, en general. Porque a veces nos apetece estar ausentes y no todo lo que pasa te lo cuento, pero pasa.
2022, prometo que estoy bien cuidada.
2023, eres el encargado de mis dos sueños más grandes.
